Continùa el juicio por la muerte de Dominga Rosso
En la nueva audiencia por el juicio que investiga la muerte de Dominga Rosso, dos testigos aseguraron haber sido presionados por la Policía de General Cabrera para prestar declaración. Si bien se consideraba que sus testimonios eran clave para definir la causa por el crimen ocurrido en octubre de 2008, negaron rotundamente sus palabras anteriores. Con jurado popular se juzga a Maximiliano (Chami) Bertolotti y su hermano Gustavo (Nené), junto a Matías Verón.
Ni bien inició la audiencia, los tres pidieron disculpas por los incidentes que habían ocurrido la semana pasada, luego de que agredieran verbalmente a un testigo.
En una de las últimas audiencias del caso, tanto Matías Carranza como Sandro Pereyra, dos amigos de los hermanos Bertolotti, fueron duros con la fuerza policial que llevó a cabo la investigación.
Con presentaciones poco sólidas, dejaron muchas dudas de lo que realmente sucedió luego del homicidio. Por su parte, Carranza sostuvo que fue citado por oficiales de Córdoba para declarar dos semanas después del hecho y que lo habían agredido a golpe de puño en sede policial. Indicó que lo querían obligar a decir que había estado junto a los imputados en su hogar, hecho que aseguró no era cierto.
No se trata del primer testigo que cuestiona el accionar de la Policía, ya lo habían hecho en audiencias pasadas incluso denunciando que les habían hecho firmar documentos en blanco. Del mismo modo, Sandro Pereyra había atestiguado anteriormente que el lunes después del crimen, vio a Maximiliano Bertolotti muy nervioso en su moto. Dijo que le pidió dinero para irse al campo de su padre. Sin embargo, ante los jueces Carlos González Castellanos, Oscar Testa y Jorge Piovano negó que fuera así. Indicó qué sí había visto al “Chami”, pero que no lo había notado nervioso.
Declaró que le había dicho al imputado que no se preocupara por el hecho, pero que en realidad se refería a que la Policía lo buscaba cada vez que ocurría un delito en la localidad vecina.Las declaraciones de Pereyra fueron poco precisas sobre los cambios que realizó en su testimonio en sede judicial, respecto de lo que había dicho en la Policía. Tanto él como Carranza dijeron no leer bien y que por eso no corroboraron lo que habían declarado con lo que firmaron en sede policial. Ambos testigos aseguraron tener buen concepto de los imputados.
Fuente: Puntal