Año internacional de la astronomía
Expertos explican los secretos del Universo
Hace 14 días, el diario invitó a los lectores a que hicieran su pregunta astronómica. Los especialistas les responden.
¿Por qué hay algo en lugar de nada? ¿Por qué el Universo crece? ¿Por qué es negro el cielo nocturno? ¿Realmente vemos las estrellas como eran en el pasado?
Éstas y una decena de preguntas más de los lectores debieron responder los astrónomos convocados por La Voz del Interior para celebrar el Año Internacional de la Astronomía.
Se festeja en 2009 porque hace cuatro siglos exactos Galileo Galilei observó por primera vez los planetas y estrellas con un telescopio. Transformó la forma de estudiar astronomía y de hacer ciencia para siempre.
El domingo 17 de mayo el diario convocó a sus lectores para que hicieran preguntas astronómicas a los especialistas. Éstas son algunas de las respuestas. El resto se pueden consultar en LaVoz.com.ar
Diego Raúl Straini (43 años, empleado) preguntó: “¿Qué es ese espacio negro que contiene a todas las estrellas, ese fondo oscuro que vemos como si fuera una tela negra?”.
El astrónomo de la Universidad Nacional de Rosario, Roberto Aquilano, asegura que el color negro del cielo es uno de los enigmas científicos más difíciles de responder. Se lo conoce como la paradoja de Olbers.
“Por asombroso que parezca, la solución a la paradoja no la encontró un astrónomo, sino un poeta: Edgard Allan Poe. Se apoya en que la velocidad de la luz es finita. Entonces, si el cielo no brilla de forma deslumbrante es porque todavía no nos ha llegado la luz de las estrellas más lejanas. Si la solución de Poe es correcta, el cielo nocturno será cada vez menos oscuro. Cuando vemos la oscuridad de la noche, ella nos está contando que el Universo no puede ser infinitamente vasto ni infinitamente viejo”, explica.
Otra pregunta simple, pero profunda fue la de Abelardo Zeballos: ¿Por qué hay algo en lugar de nada?
Según Gustavo Romero, astrónomo de la Universidad Nacional de La Plata, se trata de la pregunta fundamental de la metafísica. “Fue la pregunta que me motivó para estudiar Física, Astronomía y Filosofía. Con los años he llegado a pensar que la pregunta está mal formulada y carece de sentido”, dice.
Y explica: “Podemos preguntar ‘¿por qué hay galaxias y no sólo materia dispersa?’. Es una pregunta con significado y puede responderse.
Pero cuando preguntamos ‘¿por qué hay algo en lugar de nada?’, estamos tratando la palabra ‘nada’ como si designara algo. ‘Nada’ no es un estado del ser, es sólo la ausencia de ser. La nada no puede existir por sí misma, ya que entonces sería ‘algo’ y, por tanto, una contradicción en términos. Creemos imaginar la nada porque existimos. Mi respuesta, en definitiva, es: necesariamente debe haber algo”.
El joven Raúl Matías Núñez (17 años, de 6º año del Ipem 352 de Río Ceballos) quiere saber por qué el Universo crece. Aquilano responde: “El Big Bang no es una explosión de materia que se aleja para llenar un universo vacío, es el espacio-tiempo el que se extiende y es su expansión la que causa el incremento de la distancia física entre dos puntos fijos en nuestro Universo”.
Imágenes del pasado. Sobre la expansión del Universo, Marcos Barsky (48 años, arquitecto cordobés) arriesga que la imagen que percibimos de las estrellas lejanas es antigua debido a que la velocidad de la luz es constante.
El astrónomo de la Universidad Nacional de Córdoba, Hernán Muriel, explica: “Como la velocidad de la luz es finita, todo lo que observamos ocurrió en el pasado. Por ejemplo, cuando miramos al Sol, lo vemos como era unos ocho minutos antes, lo que tarda en llegar su radiación (luz) a la Tierra. Esto no es muy preocupante, dado que ocho minutos es prácticamente insignificante comparado con la edad del Sol (unos cinco mil millones de años)”.
Y agrega: “No ocurre lo mismo cuando observamos objetos lejanos, en cuyo caso podemos estar viéndolos cuando tenían una pequeña fracción de su edad actual, asumiendo que aún existan. Esto que puede resultar frustrante, en realidad es una ventaja porque nos permite estudiar el Universo en todas sus edades”.
“¿Hay formas de tener una imagen actual de esas estrellas lejanas?”, insiste Barsky.
“Por el momento no hay forma de conocer el presente de estos objetos y es muy probable que nunca lo logremos. La luz sigue siendo la forma más veloz de transportar información y no se puede superar”, opina Muriel.
Guillermo Hauber (67 años, traductor y profesor de inglés) se pregunta por qué, con la “tecnología disponible de satélites espías”, no se conocen imágenes de los artefactos que “supuestamente” dejaron los astronautas en la Luna en la década de 1960.
Muriel entiende que es muy difícil tomar estas fotografías: “Desconozco cuál es el poder que debería tener un sistema óptico para poder ver un artefacto en la Luna, pero debe ser varios órdenes de magnitud mayor que los que hoy existen. Si uno apuntara el telescopio espacial Hubble, no podría distinguir objetos más chicos que algunos cientos de metros”.
Y agrega: “Los satélites que toman fotos de la superficie de la Tierra están orbitando nuestro planeta a unos pocos cientos de kilómetros, mientras que la Luna está a 384 mil kilómetros, miles de veces más lejos”.
Hace 14 días, el diario invitó a los lectores a que hicieran su pregunta astronómica. Los especialistas les responden.
¿Por qué hay algo en lugar de nada? ¿Por qué el Universo crece? ¿Por qué es negro el cielo nocturno? ¿Realmente vemos las estrellas como eran en el pasado?
Éstas y una decena de preguntas más de los lectores debieron responder los astrónomos convocados por La Voz del Interior para celebrar el Año Internacional de la Astronomía.
Se festeja en 2009 porque hace cuatro siglos exactos Galileo Galilei observó por primera vez los planetas y estrellas con un telescopio. Transformó la forma de estudiar astronomía y de hacer ciencia para siempre.
El domingo 17 de mayo el diario convocó a sus lectores para que hicieran preguntas astronómicas a los especialistas. Éstas son algunas de las respuestas. El resto se pueden consultar en LaVoz.com.ar
Diego Raúl Straini (43 años, empleado) preguntó: “¿Qué es ese espacio negro que contiene a todas las estrellas, ese fondo oscuro que vemos como si fuera una tela negra?”.
El astrónomo de la Universidad Nacional de Rosario, Roberto Aquilano, asegura que el color negro del cielo es uno de los enigmas científicos más difíciles de responder. Se lo conoce como la paradoja de Olbers.
“Por asombroso que parezca, la solución a la paradoja no la encontró un astrónomo, sino un poeta: Edgard Allan Poe. Se apoya en que la velocidad de la luz es finita. Entonces, si el cielo no brilla de forma deslumbrante es porque todavía no nos ha llegado la luz de las estrellas más lejanas. Si la solución de Poe es correcta, el cielo nocturno será cada vez menos oscuro. Cuando vemos la oscuridad de la noche, ella nos está contando que el Universo no puede ser infinitamente vasto ni infinitamente viejo”, explica.
Otra pregunta simple, pero profunda fue la de Abelardo Zeballos: ¿Por qué hay algo en lugar de nada?
Según Gustavo Romero, astrónomo de la Universidad Nacional de La Plata, se trata de la pregunta fundamental de la metafísica. “Fue la pregunta que me motivó para estudiar Física, Astronomía y Filosofía. Con los años he llegado a pensar que la pregunta está mal formulada y carece de sentido”, dice.
Y explica: “Podemos preguntar ‘¿por qué hay galaxias y no sólo materia dispersa?’. Es una pregunta con significado y puede responderse.
Pero cuando preguntamos ‘¿por qué hay algo en lugar de nada?’, estamos tratando la palabra ‘nada’ como si designara algo. ‘Nada’ no es un estado del ser, es sólo la ausencia de ser. La nada no puede existir por sí misma, ya que entonces sería ‘algo’ y, por tanto, una contradicción en términos. Creemos imaginar la nada porque existimos. Mi respuesta, en definitiva, es: necesariamente debe haber algo”.
El joven Raúl Matías Núñez (17 años, de 6º año del Ipem 352 de Río Ceballos) quiere saber por qué el Universo crece. Aquilano responde: “El Big Bang no es una explosión de materia que se aleja para llenar un universo vacío, es el espacio-tiempo el que se extiende y es su expansión la que causa el incremento de la distancia física entre dos puntos fijos en nuestro Universo”.
Imágenes del pasado. Sobre la expansión del Universo, Marcos Barsky (48 años, arquitecto cordobés) arriesga que la imagen que percibimos de las estrellas lejanas es antigua debido a que la velocidad de la luz es constante.
El astrónomo de la Universidad Nacional de Córdoba, Hernán Muriel, explica: “Como la velocidad de la luz es finita, todo lo que observamos ocurrió en el pasado. Por ejemplo, cuando miramos al Sol, lo vemos como era unos ocho minutos antes, lo que tarda en llegar su radiación (luz) a la Tierra. Esto no es muy preocupante, dado que ocho minutos es prácticamente insignificante comparado con la edad del Sol (unos cinco mil millones de años)”.
Y agrega: “No ocurre lo mismo cuando observamos objetos lejanos, en cuyo caso podemos estar viéndolos cuando tenían una pequeña fracción de su edad actual, asumiendo que aún existan. Esto que puede resultar frustrante, en realidad es una ventaja porque nos permite estudiar el Universo en todas sus edades”.
“¿Hay formas de tener una imagen actual de esas estrellas lejanas?”, insiste Barsky.
“Por el momento no hay forma de conocer el presente de estos objetos y es muy probable que nunca lo logremos. La luz sigue siendo la forma más veloz de transportar información y no se puede superar”, opina Muriel.
Guillermo Hauber (67 años, traductor y profesor de inglés) se pregunta por qué, con la “tecnología disponible de satélites espías”, no se conocen imágenes de los artefactos que “supuestamente” dejaron los astronautas en la Luna en la década de 1960.
Muriel entiende que es muy difícil tomar estas fotografías: “Desconozco cuál es el poder que debería tener un sistema óptico para poder ver un artefacto en la Luna, pero debe ser varios órdenes de magnitud mayor que los que hoy existen. Si uno apuntara el telescopio espacial Hubble, no podría distinguir objetos más chicos que algunos cientos de metros”.
Y agrega: “Los satélites que toman fotos de la superficie de la Tierra están orbitando nuestro planeta a unos pocos cientos de kilómetros, mientras que la Luna está a 384 mil kilómetros, miles de veces más lejos”.
