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Published On:martes, 13 de julio de 2010
Posted by marisa

Tiene 19 años y siete pequeños hijos de entre 3 y 5 de edad







Pamela Villarruel es el reflejo de una realidad cada vez más frecuente: la maternidad precoz. A esta joven la sorprendió a los 14 años con el nacimiento de su primer niño, luego tuvo dos embarazos de trillizos



Leones.- Impiadosamente la helada se filtra entre los huecos de las chapas y se mete hasta que el frío se hace una costumbre entre quienes se disponen a iniciar el nuevo día.Entre dormidas y despiertas, Pamela (19) recibe al cronista, mientras Magadalena (57), la abuela que siempre está, apura los preparativos, corre de un lado a otro de la habitación e intenta peinar a los chicos de a uno, aunque muchos no quieran hacerlo.Pamela Villarruel -porque de ella y de sus 7 hijos se trata esta historia- recibió a PUNTAL en su humilde hogar, donde repitió sin equivocarse el nombre de sus hijos: Lisandro (5), las trillizas mayores son Candela, Ludmila y Macarena, próximas a cumplir 4 años, y las segundas trillizas, Martina, Morena y Magalí, que tienen 3 años, hijos éstos que comenzaron a venir desde que tenía 14 años, a pesar de que había perdido un embarazo, cuando sólo tenía trece años.A pesar de una realidad dura, de carencias y de alguna mirada juzgador, esta adolescente asumió muy temprano su realidad y evita no preguntarse por qué. "Ellos son la alegría de mi vida”, señala Pamela Villaruel, mientras comienza a contar de su larga experiencia en esta corta vida que transcurre en una humilde vivienda del barrio sur de la ciudad de Leones."Seguimos adelante como podemos, con mucho esfuerzo, con algunas penurias, pero siempre tratando de que ellos tengan lo que necesitan, aunque no siempre podemos", opinó la joven mujer hablando en plural e involucrando constantemente a su madre, su único apoyo para encarar y soportar lo que tiene por delante: ayudar a crecer a sus 7 hijos."Cuando nacieron las primeras trillizas me ayudaron mucho, pero luego se olvidaron de nosotros. Nadie tiene la obligación de hacerlo, pero con el tiempo las ayudas se terminaron y sóProxy-Connection: keep-alive Cache-Control: max-age=0 quedamos con mi mamá para hacer frente a todo lo que significan las necesidad de cada uno de mis hijos", agrega la joven."Cuando nacieron las primeras trillizas yo ya tenía un hijo y sólo 14 años, allí me dieron una casa desde el gobierno provincial (hace referencia a la vivienda ubicada en barrio Sud, que consta de dos habitaciones y un baño, con paredes de ladrillos de block y techos de chapa). El anterior intendente de Leones también nos ayudó mucho y actualmente envío los niños a una guardería municipal y recibo al menos un bolsón de pañales por mes, nada más”.Asimismo, reciben un subsidio del Estado nacional en carácter de pensión, de 800 pesos. “Con eso vivimos”, relata la joven madre mientras sacude el frío acumulado entre las frazadas de la única habitación de la casa, donde duermen 9 personas, ella, sus 7 hijos y su madre, disputándose el poco espacio y el calor que no abunda. Las paredes imperfectas descubren las primeras letras y rayas de los niños, como intentando dejar un testimonio del paso del tiempo, relatado en las miserias diarias. Promesas incumplidas Pamela no esconde su historia, donde promesas incumplidas parecen querer adueñarse de ella, en particular porque sus tres embarazos y el nacimiento de sus 7 hijos, corresponden a tres padres diferentes. Ninguno de ellos siguió brindando ayuda a esta mujer, ni tampoco visitan a sus hijos."Cuando nacieron las segundas trillizas -agrega Pamela, aunque casi resulta un juego de palabras-, me prometieron un paredón y cumplieron, pero también me prometieron una habitación más, que nunca se construyó".Señala que la ayuda que recibe actualmente del municipio es la guardería donde manda a sus hijos y un ticket por alimentos, además de una bolsa de pañales y leche por mes. “Ahora es menos la cantidad de pañales que necesito porque mis hijos van creciendo", opina la mujer."Vivimos como podemos, hago algunos trabajos menores y mi mamá me ayuda mucho para el cuidado de mis hijos -agregó-. ojalá pueda conseguir un trabajo digno con el cual hacer frente a la crianza digna de mis hijos, sin depender siempre de alguien que me dé una ayuda y vivir siempre de prestado", agregó.Con sus actuales 19 años esta joven poco sabe de las salidas o de una tarde de ocio y charla con amigas. El tiempo transcurre entre juegos, lavado de ropa, preparar la comida y hacer que cada niño tenga esa cuota de afecto que demanda.Los chicos, ajenos a la situación, juegan en el patio de la vivienda, y es difícil diferenciar quién es quién entre las más pequeñas. La madre de la adolescente aseguró que firmó, junto a su hija, una autorización para que le liguen las trompas a la menor, pero el procedimiento no pudo efectuarse porque la ley indica que la paciente debe ser mayor de 21 años. Asimismo, solicitó que le colocaran un dispositivo intrauterino (DIU), pero desconoce las razones por las cuales no pudo concretarse.Los sueños de adolescente que quedaron truncosPamela cursaba el primer año del nivel medio en el secundario de Leones cuando debió abandonar sus estudio tras quedar embarazada. “Ya no podía seguir estudiando -recuerda Pamela-. Después intenté retomar pero al llegar las trillizas, ya no pude hacerlo, espero poder volver a intentarlo, cuando pueda, voy a volver a estudiar”.Pero no pierde las esperanzas y confía en concluir al menos el nivel medio en la escuela nocturna. Todo dependerá de la demanda de sus pequeños que ya comienzan su proceso educativo. Sabe que sólo de ella y de su madre depende la contención de los pequeños. Los papás están ausentes. “El papá de Lisandro, al menos una vez al mes viene a verlo. De las primeras trillizas los abuelos suelen venir a buscarlas, pero el de las trillizas menores, no, nunca vino, no lo conocen”, comenta.Sin explicaciones genéticas o rasgos de herencia alguna en la familia, Pamela se sorprende al explicar que no sabe por qué tuvo dos veces trillizas, al tiempo que vuelve a insistir en su necesidad: “Lo que necesitamos es una pieza más, nos prometieron desde el Gobierno, pero aún no se ha cumplido, dormimos en dos camas y muy apretados, eso es lo más urgente”. “Muchos nos prometieron cosas, pero no volvieron más -agrega la mujer-. Me indigna la mentira de la gente y que muchos se olvidaron de nosotros, el pueblo de Leones fue muy solidario, pero pasó el tiempo y quedamos en el olvido, hoy estamos muy solos”.“Mis proyectos y mis sueños tuve que dejarlos de lado -señala Pamela-, ahora mis desvelos sólo son para mis hijos, trabajar y luchar por ellos. Agradezco a todos los que de una manera u otra me ayudaron; con un buen trabajo creo que estaríamos mucho mejor, porque hay días en que la situación se pone muy difícil”. “Ojalá pueda darles a mis hijos un futuro mejor”, agrega la mujer mientras sacude los mocos de una de las trillizas y la tos ininterrumpida de otra obliga a parar la grabación.Partir de Leones es volver a salir del barrio Sud, cruzar nuevamente las vías y dejar atrás una historia que tal vez tenga alguna similar en algún lugar del mundo, sólo que por cerca o lejos que se encuentre sólo necesita de que nos pongamos en acción. Las imágenes de las chapas del techo y el frío que no perdona vuelven a revolotear entre los niños que juegan con dos perros, que también tienen frío y tal vez hambre.Allí golpean palabras fuertes como irresponsabilidades, culpas, coraje, olvido, abandono, ignorancia, pero también esperanza, solidaridad y futuro. El tiempo dirá qué nuevos capítulos puede deparar esta historia que será escrita por esos pequeños. Pero lo que están seguros es que confían en un mejor futuro y trabajan para que la historia que continúe tenga otro final.El temprano inicio sexual y la falta de educaciónSegún un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el mundo ocurren 15 millones de partos adolescentes, de los cuales el 80% son pertenecientes a países en vías de desarrollo.En Argentina, en tanto, las estadísticas hablan que más de 100 mil hijos de madres adolescentes nacen por año, cifra que se engrosa a diario ante el temprano inicio sexual de los jóvenes y la carencia información con la que disponen.Para los investigadores en esta temática, el incremento de embarazos de adolescentes tiene como principal factor la falta de educación y el desconocimientoo de los métodos anticonceptivos es la causa que lleva a muchos jóvenes a atravesar embarazos que, en su mayoría, son no deseados (así se desprende de un informe del Centro Latinoamericano de Salud y Mujer -Celsam-).A pesar del remañido debate sobre la incorporación de la educación sexula como materia de análisis en las escuelas, son muy pocas las instituciones que lo llevan adelante, no sin antes la consulta de los padres que -en ocasiones- y ante el temor por la información que se pueda llegar a brindar a los chicos, se oponen a su concreción.Lo cierto es que hoy es una realidad que convive en todos los estratos sociales. El tema ya no sólo alcanza a las clases humildes que, en ocasiones, también suman el aditamento de la explotación o prostitución infantil. La misma problemática se reitera entre la clase media o alta, pero con la única diferencia de que en estos ámbitos tal vez la contención sea diferente.



Nota y Fotos:Juan Garafulic

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